Tras la sentencia inapelable del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, muchas de las reacciones han sido las que cabía esperar en un país donde el partidismo sectario nubla casi todo, comenzando por el análisis y la argumentación matizada. Así que, en este primer post sobre el asunto, y para aguijonear a la razón perezosa, no vendría mal la lectura de un artículo que fue escrito con anterioridad a la última sentencia y en el que se exponen los términos jurídicos del problema. Que cada uno juzgue si la sentencia da respuesta suficiente a las cuestiones planteadas en el artículo. Después de ello, en una entrada posterior, será el momento de ver el asunto bajo el prisma de la relación entre la ley y la justicia.