vuelve a poseer el alma de
mi ciudad:
De día, vocifera con mudas
esperanzas,
y en el negro lienzo de
la noche,
con sus haces de luz cegadora,
pinta de rojo el luto de la sangre.
No termina de expeler su
mefítico viento,
que agosta sin tregua las
primerizas espigas
y quiebra con ahínco los tímidos
sarmientos.
No desiste en el empuje de
su l-eta-l corriente;
sin fin, naufraga la débil
dignidad de la vida,
sin cobijo ni parapeto, la
lleva hasta la muerte.
Una promesa de paz, del mortífero espectro,
reina en mi ciudad, presa
de mitos arcaicos,
y desfigura el rostro de sus
víctimas,
de día y por la noche, muertas y vencidas.
(TVB)
de día y por la noche, muertas y vencidas.
(TVB)