sábado, 29 de junio de 2024

«DÍCESE, TÚ Y YO»

 

MANUEL EMILIO CASTILLO, amigo fiel y leal, poeta de «la palabra básica», acaba de publicar -en ed. Club Universitario- su nuevo poemario con el rótulo DÍCESE, TÚ Y YO. Imposible para mí no acompañar mi lectura  —¡sentida!— de los 33 poemas que lo componen, más sus lacónicos e imprescindibles inicio y epílogo, de la filosófica evocación de Martin Buber. Traigo esta aquí en homenaje al querido amigo y poeta. Y lo sea por el contento y la salud que lo sostengan. Va este abrazo bien prieto, de los de  y yo.

«Si estoy ante un ser humano que es mi tú y digo la palabra básica yo-tú, él ya no es una cosa entre las cosas, ni se compone de cosas. (…) Al ser humano al que llamo tú no lo experimento. Pero estoy en relación con él, en la sagrada palabra básica. Recién cuando salgo de esa relación vuelvo a experimentarlo. Experimentar es un alejamiento del tú.

La relación puede darse incluso si el ser humano al que llamo tú no lo percibe en su propia experiencia. Pues el tú es más de lo que el eso piensa. El tú hace más cosas, y le suceden más cosas, de lo que el eso sabe. La mentira no llega a él: ésta es la cuna de la vida real».


(Martin BUBER [1962]: Yo y Tú, trad. Marcelo Burello, ed. Lilmod, Buenos Aires, 2006, pp. 16s).

(tvb)












 


domingo, 9 de junio de 2024

(5) GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

REYES MATE, haciendo manifiesto lo que esconde un manifiesto por Palestina.

En consonancia con lo esencial de las reflexiones compartidas en las cuatro entradas anteriores, comparto este penetrante e ineludible cuestionamiento que expone el filósofo Reyes Mate en un artículo de Letras Libres, 7-junio-2024. 

Magnífica muestra la que nos ofrece del sentido crítico de lo que Kant denominó «uso público de la razón». Cuánta tarea pendiente, dado el abrumador militantismo que algunos ejercen con simplista emotivismo politiquero para dominar las instituciones académicas, fatalmente endémicas a fuerza del entreguismo de la razón práctica ¡y hasta de la teórica!).


LO QUE OCULTA EL MANIFIESTO POR PALESTINA DEL CSIC.

Reyes Mate

El personal del CSIC ha firmado un “Manifiesto por Palestina” en el que se denuncia la acción bélica de Israel contra Gaza, al tiempo que se pide suspender toda relación académica con instituciones israelíes que no presenten un compromiso firme con la paz. Se condena una acción bélica, que algunos tachan, dicen, de genocidio, al tiempo que se rechaza, en una frase subjuntiva, el atentado terrorista de Hamás.

El Manifiesto ha sido firmado por muchos trabajadores del CSIC, buena parte de ellos científicos, sin mayores discusiones. Es como si la literalidad del texto expresara los sentimientos y convicciones morales de sus firmantes.

El documento recuerda que “las organizaciones científicas no deberían permanecer ajenas a esta situación y deben expresar su compromiso con la paz y los derechos humanos”. Es una noble apelación que honra a los firmantes aunque quizá debería, en nombre de su cualificación científica, añadir a la expresión de los sentimientos, la responsabilidad por un mejor conocimiento de los hechos y una más ajustada valoración de su significado.

1. Para empezar, habría que preguntarse quién puede juzgar y, por tanto, condenar los hechos. Uno no puede ser juez y parte. Creo que los firmantes, como el resto de españoles y europeos, somos parte del problema porque somos la causa –remota pero real– del problema palestino. ¿Habrá que recordar que el pueblo judío, desde los tiempos de Los Reyes, decidió vivir sin Estado, es decir, pacíficamente entre los demás pueblos, pero que no les fue posible porque todos y cada uno de los Estados les acabaron expulsando o exterminando? Solo podemos ser críticos con el Estado de Israel si somos autocríticos con el nuestro. Y esa responsabilidad no se resuelve reconociendo al Estado Palestino, que puede ayudar, sino preguntándonos si realmente hemos conjurado nosotros, los nietos de aquellos abuelos, la querencia a definirnos excluyendo. 

Antes de erigirnos en jueces justicieros deberíamos recordar la sabia respuesta del starets Zosima cuando se preguntaba si podríamos ser jueces de las demás: “no puede haber en la tierra juez para el delincuente”, decía, “hasta que ese mismo juez no comprenda que él es también un delincuente como el que tiene delante y que pudiera ser que fuere más culpable de ese crimen que todos. Cuando hubiere comprendido eso, entonces podrá hacer de juez”. Abundan estos días políticos, intelectuales y periodistas autoinvestidos de una autoridad moral superior impartiendo premios y castigos con absoluta arbitrariedad. A esta España, que fue durante siglos antisemita sin judíos en su territorio, le cuesta entender que ante la situación actual, la actitud moral correspondiente no sería la de erigirse en juez cuanto la de preguntarse por nuestra responsabilidad en el origen del problema. Para la situación actual ayuda más esa conciencia autocrítica que cualquier juicio sobre la actuación de otros.

Lo que está ocurriendo en Gaza clama al cielo, pero no está de más recordar que de eso sabemos mucho en España. Las aljamas de Gerona, Toledo, Sevilla o Granada son testigos de asaltos criminales, con su séquito de robos y asesinatos, sin que mediara provocación alguna. Todo en nombre de un antijudaísmo reinante. Lo que hoy podemos hacer es lo que está en nuestras manos: propiciar todo lo que ahorre sufrimiento y vigilar nuestro antisemitismo. 

Parecidas razones a las que tienen los alemanes para mantener esa reserva de juicio sobre la cuestión judía, las tenemos los españoles. La diferencia es que allí son conscientes de su responsabilidad y aquí, no.

Tener presente nuestra responsabilidad a la hora de valorar la de los demás no significa que haya que quedarse inmovilizados o ser indiferentes. Podemos combatir la violencia que generamos nosotros mismos; podemos echar una mano a las víctimas de violencias que no controlamos; podemos secundar iniciativas de paz y de reconciliación que se están dando en el seno del conflicto; podemos también confiar que Tribunales competentes, como La Corte Penal Internacional, hagan su trabajo.

2. Sorprende que en un escrito del CSIC no haya la menor referencia analítica al papel de Hamás, más allá de una frase condenatoria de su acto terrorista. La catástrofe actual no ha surgido de la nada. Comenzó con una acción violenta cargada de significación política. Hamás, el partido político que controla Gaza, no quiere la paz con Israel, sino sin Israel. Su portavoz declaraba recientemente: “lo haremos una y otra vez… Habrá una segunda, una tercera, un cuarta… Israel no tiene cabida en nuestra tierra. Debemos eliminar ese país… Hay que acabar con él”. Si el Manifiesto califica in obliquo la guerra de genocidio, no habría que perder de vista “la vocación genocida de Hamás”, como dice David Grossman. No solo genocida respecto a Israel sino respecto a su pueblo. Hamás ha decidido sacrificar a su propio pueblo –provocando, primero, y luego utilizando a los rehenes para impedir un alto el fuego– para demonizar internacionalmente a Israel y también para concitar la aquiescencia del mundo árabe. Que haya conseguido lo primero, en base a la ceguera del Gobierno de Netanyahu, no anula las preguntas que tiene que hacerse cualquiera que se quiera pronunciar sobre el conflicto: ¿Qué tipo de organización es esa que en vez de defender a los suyos los sacrifica? ¿Qué pasa con ese pueblo pillado entre el fuego de los unos y el fanatismo de los otros? Si todo comenzó con el atentado del 7 de octubre, por parte de Hamás, si la condición para el alto el fuego es la devolución de los rehenes, ¿por qué se pasa como de puntillas sobre sus objetivos políticos? ¿Quién está verdaderamente interesado en la paz y quién en la guerra? Al no hacerse ninguna de estas preguntas, el Manifiesto da por hecho que Hamás, más allá de sus excesos terroristas, es un interlocutor válido, un depositario seguro de nuestras simpatías o ayudas.

3. Lo preocupante del documento es la ideologización de la reacción moral patente en la propuesta de romper las relaciones con unos, en nombre de la paz, mientras se alientan las ayudas, a la otra, en nombre de los desastres de la guerra. Para poder mantener relaciones con instancias académicas israelíes, se les pide un compromiso con la paz del que se dispensa a los palestinos. En este caso tiene razón el documento en manifestar solidaridad con los palestinos, a cualquier precio, y no la tiene cuando exige un compromiso firme, en el primero. Lo que nos toca es construir puentes, algo ausente del citado documento, más interesado en volarlos. Podríamos aprender del pasado. Delante del edificio central del CSIC, en la Calle Serrano, hay un granado y un árbol de Judea. Recuerdan el primer congreso científico hispano-israelí, organizado por el CSIC, precedido por un acuerdo entre el Instituto Weizmann y el CSIC (1985) que fue, según reconoce Felipe González, la antesala del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos Estados. Fui testigo en primera fila de ese momento en el que la ciencia se ponía incondicionalmente del lado de la paz y de la justicia porque, no lo olvidemos, el franquismo era proárabe y antisemita, como lo es ahora cierta izquierda. Fue la democracia la que reconoció al Estado de Israel. Bueno es que la ciencia se las ingenie para construir  y no para deshacer como pretende la propuesta de cortar relaciones con quien no tenga un compromiso “firme” con la paz, una ocurrencia que dejaría fuera de juego a cualquier institución gazatí controlada por Hamás.

4. Se esperaría de investigadores del CSIC alguna referencia al fondo del asunto. El conflicto israelo-palestino puede considerarse el catalizador de “La cuestión judía del siglo XXI”, como lo fue la discriminación política el gran tema de la “La cuestión judía del siglo XIX”. Entonces se propuso como solución la figura del Estado secularizado que al no hacer acepción de ideas ni de creencias permitía a judíos o cristianos formar parte por igual del nuevo Estado. Aquella solución, que Marx calificó de “emancipación política”, tenía un par de inconvenientes. El primero, que el club privilegiado, ocupado hasta ahora por cristianos, al abrir sus puertas al de otra religión, seguía siendo un club exclusivo y excluyente, solo que ahora contaba con miembros de otras religiones. En segundo lugar, que reservaba la condición de ciudadanos, en última instancia, a los “nacionales”, reservándose el Estado el derecho a decidir quién de entre los nacidos en su territorio merecía esa consideración. Hannah Arendt contó en Nosotros, refugiados el destino del pueblo judío en ese Estado moderno. Es decir, el destino de quien incluso siendo alemán durante generaciones, era, sin embargo, diferente.

Palestina es un símbolo de la “cuestión judía del siglo XXI” porque lo que se plantea es la posibilidad de crear un espacio de convivencia posnacional que albergue a los pueblos diferentes que, en la “emancipación política”, se consideraba “enemigos”. Queremos, en efecto, que Israel y Palestina compartan la tierra en alguna de sus variantes (dos Estados, Federación, Confederación… ).

Lo que tenemos que reconocer es que el paso de la “emancipación política” a lo que el mismo Marx llamaba “emancipación humana”, es decir, el paso de una concepción nacionalista del territorio a otra, posnacionalista, es un salto mortale que nadie osa dar. Se lo queremos imponer a los dos pueblos cuando ni nosotros mismos no lo creemos. La idea de reconocer el Estado Palestino no es discutible tanto por el modo y el momento elegido para hacerlo cuanto porque supone revisar seguramente la idea que tenemos de Estado nación. Hemos identificado tanto la convivencia, incluso el ser humano, con pertenecer a un Estado singular que todavía hoy un inglés que se haya pasado su vida en España no puede disfrutar de dos nacionalidades porque la nación, como la madre, solo hay una. Si quiere una tendrá que renunciar a la otra. Por las identidades se sigue matando y muriendo. Hay lugares físicos que llevan en su geografía huellas de muchas sangres, etnias, lenguas, religiones y culturas. Lo más sensato sería considerarlos espacios plurinacionales o posnacionales que reconocieran toda esa diversidad. Pensemos en las zonas en conflicto en Ucrania, pero también en Ceuta, Melilla o Gibraltar; en Alsacia y Lorena… Si el solo hecho de pensarlo fríamente, desde el confort de la paz, da vértigo, ¿cómo exigirlo a quienes están sumidos en el fragor de la guerra? Pedimos a los demás que hagan lo que ni siquiera nosotros osamos pensar.

Un manifiesto no tiene por qué proponer la solución de problemas tan complejos, pero tampoco se puede permitir simplificarlos. Lo que sí debe y no hace es contribuir a crear un clima en que estos temas se planteen.

https://letraslibres.com/politica/lo-que-oculta-el-manifiesto-por-palestina-del-csic/07/06/2024/

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Fotos de Por una justicia postotalitaria de Tomás Valladolid Bueno:









(4) GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

ISRAEL, escucha y recuerda. 


Ciertamente, no es lo mismo tener como objetivo la tierra prometida de la libertad que fijarse como horizonte la libertad de la tierra prometida. En este últi-mo sentido (que define a los variados nacionalismos y otros tipos de ideologías) la libertad es una libertad esclava, una forma más de servidumbre voluntaria. La imagen o la idea que se tenga del ser humano (y de la ciudadanía) depende de esta distinción. El ethos de la vida personal y colectiva está aquí en juego, pues la libertad y la alteridad se vincu-lan de manera radicalmente distinta, como a su vez dejó muy bien expuesto Emmanuel Levinas. La libertad de la promesa toma una dirección contraria a los caminos que conducen al espejismo de la totalidad. La promesa es in-separable de una abierta, incierta e indeterminada dimen-sión del sentido de la subjetividad democrática.











(3) GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

 - «”Todo el mundo en Israel responde por todo el mundo”: todos los que se adhieren a la Ley  divina, todos los hombres cabalmente hombres, son responsables unos por otros». (Kol Israel arevim ze laze). 

- «Aquí estoy, a disposición, …, esto no terminará nunca». (Hineni, hineni, …, en ladavar sof). 

[Citas de una conferencia de Hilary Putnam (1997/1999)]


«Esta semana fue presentada ante la Knesset para su segunda lectura y lectura final, la “ley para la adquisición de tierras”, que significa legalizar un hecho existente, esto es, la expropiación de tierras a ciudadanos árabes habitantes del Estado de Israel por derecho y no por benevolencia (ino se trata de refugiados!). (…) Como judíos, como ciudadanos del Estado de Israel, sentimos la obligación de dar la voz de alarma contra un proyecto de ley que de ninguna manera habrá de volver más respetable a todo aquello que se denomina “judío”». 

[Palabras de Martin Buber en protesta por la expropiación de tierras árabes (1953)]

















 


(2) GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Georges Bensoussan :

Entrevista del 5-9-2010, es decir, diez años antes que la compartida en la anterior entrada, pero con ciertas coincidencias sobre necesidad de negociaciones, compromiso pragmático y abandono del enfoque emotivo y político-religioso. 


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El Periodista Pascal Roy (*) entrevistó para Infomedio al historiador francés Georges Bensoussan, especialista en la Shoa, en la historia judía europea y en el antisemitismo. Es autor de numerosos libros dedicados a estos temas. Pascal Roy ha conversado con este afamado autor sobre algunos temas de actualidad, y ha invitado Bensoussan ha poner el dedo en la llaga de la opinión internacional sobre varios temas.


(*) Pascal Roy es periodista, licenciado en derecho mercantil por la Universidad de Lille (F) y en periodismo por la Universidad de Gante (B). Colabora en Radio Sefarad y trabaja actualmente en el centro de prensa de la Presidencia española de la UE. Es director de un documental sobre los primeros años del Hashomer Hatzair en México, a punto de estrenar.


Pregunta. Sr. Bensoussan, uno de los temas de actualidad le concierne directamente: Vd., junto con otras personalidades, ha firmado la “llamada a la razón” del JCall. Una llamada a la razón y a la paz por la que ha sido muy criticado, ¿verdad?


Respuesta. He querido adherirme a este documento para hacer, no tanto un llamamiento a la paz, sino a la negociación y, efectivamente, a la razón, porque creo que la ausencia de negociación hoy en día entre los palestinos y los israelíes lleva a dos callejones sin salida, ambos catastróficos. O vamos hacia un sistema de apartheid donde algún día los palestinos, muy numerosos, ya no tendrán los mismos derechos que los israelíes, y eso es algo inaceptable para todos: no sólo para los palestinos, sino también para los israelíes, porque el estado de Israel no se ha construido sobre estas bases. O vamos hacia un estado binacional por la falta de negociación, lo cual sería otro error porque, dado el contexto demográfico local y regional, más allá de las fronteras, ese estado se convertiría muy rápidamente en un estado árabe, un vigésimo-tercero estado árabe. Y el estado judío, de los judíos, tampoco fue creado con este objetivo hace 60 años…


P. Vd. pide a los futuros negociadores que tengan el sentido del compromiso, de la realidad.


R. Sí, el sentido del compromiso: cada uno sabe que el otro está ahí y se va a quedar para mucho tiempo. Claro, cada bando desea que algún día el terreno se despeje y el otro desaparezca, pero en realidad el adversario siempre está ahí y hay que aprender a vivir con él, guste o no guste… Hay que vivir con la realidad y los israelíes deben aceptar que los palestinos están ahí, que pueblan gran parte de Cisjordania. Tienen que aceptar que, en algún momento, hay que retirarse. No de toda Cisjordania, hay que negociar. Las negociaciones deberán abordar todos, absolutamente todos los temas: Jerusalén y la cuestión de los refugiados, tanto árabes como judíos. Pero antes que nada, hay que aceptar la negociación, pensando que el futuro no juega a favor de Israel. Al contrario, creo que el tiempo juega mucho en contra de Israel.


P. En este sentido, Vd. evoca la labor inicial de Ben Gurion, un pragmático, que contrasta con las posiciones de los ideólogos de hoy en día.


R. Exactamente. Hoy tenemos que lidiar con ideólogos, entre los que no incluyo a Netanyahu, porque él no es un ideólogo, es un político pragmático, tal vez no muy astuto, pero es un político. No, hablo del bando religioso, cada vez más importante desde la Guerra de los Seis Días, que ha sacralizado esta tierra, mientras que los sionistas laicos que fundaron el estado no la sacralizaron en absoluto: era gente pragmática, dispuesta a edificar un estado judío en un trocito de Palestina porque el sentido del compromiso prevalecía, a sus ojos.

Pero hoy en día, los ideólogos de corte religioso dejan de lado este sentido del compromiso, perdiendo de vista el hecho de que el sionismo se hizo fuerte y tuvo éxito precisamente porque existía un sentido del compromiso y porque los fundadores jamás quisieron sacralizar la tierra. Están cayendo en los errores que había que evitar desde el principio. En este sentido digo en el texto que he firmado que la Guerra de los Seis Días es una victoria envenenada para Israel.


P. ¿Por qué?


R. Porque la victoria dio a Israel unos territorios muy importantes a nivel histórico, simbólico, religioso, de memoria, es decir el territorio bíblico de Judea y Samaria, o Cisjordania en el lenguaje geopolítico actual. Y esto supuso el despertar de un sionismo religioso que era tradicionalmente marginal en la historia del sionismo que ha creado el estado de Israel.

El sionismo religioso ha tomado el relevo del sionismo laico y hoy, cuando visitamos Israel, nos damos cuenta de que la práctica religiosa y la pertenencia religiosa, ilustrada por el porte de la kipa en el caso de los hombres, se ha convertido en un hecho de masas, mientras que 30, 40 o, desde luego, 50 años atrás, era una cosa muy marginal que se limitaba a unas ciudades o zonas del país. Hoy es una realidad dominante y no sólo en Jerusalén, sino en todo el país.

Por eso, es peligroso olvidar que el sionismo es, antes de todo, sentido del compromiso y pragmatismo, no la sacralización de la tierra. Antes que nada, el sionismo es la necesidad de tener un estado para poder ejercer su autodeterminación política como sujeto judío. No es más que eso.


P. ¿La diáspora se puede entrometer así en los asuntos de Israel?


R. Entrometerse, no, porque es un estado soberano y, en consecuencia, los judíos de la diáspora que no han elegido ir a Israel no tienen derecho a entrometerse en las apuestas políticas de este país. Es preciso subrayarlo. Pero al mismo tiempo, los destinos de unos y de otros se entremezclan: hoy en día, el estado de Israel reúne prácticamente a uno de dos judíos en el mundo, mientras que en la época de la Independencia, sólo reunía a menos de 10% de la población judía.

Esto quiere decir que no sólo la mitad del judaísmo mundial vive en este país, sino que el sionismo, por así decirlo, da forma a la identidad de la otra mitad del judaísmo mundial, por la nueva posición central que ocupa Israel en el mundo y para el judaísmo.

Esto es así, para bien o para mal, y se puede estar de acuerdo o no, pero es una realidad: todo judío, hoy en día, tiene que posicionarse en algún momento de su vida sobre el sionismo y sobre el estado de Israel. No era el caso hace 40 o 50 años, cuando un gran número de judíos podía vivir en la indiferencia total respecto de ese estado que le era ajeno. Pero hoy, a esta gente, incluso cuando no siente ninguna simpatía por Israel, se le exige y se le obliga todos los días a posicionarse en conciencia sobre él.

Que estén de acuerdo o no, no importa. En definitiva, la realidad judía de hoy es una realidad que afecta a todos: a los judíos de la diáspora como a los de Israel, y por lo tanto, la realidad israelí concierne a todos. Lo queramos o no, el estado de Israel refleja la identidad judía y nos obliga a elegir inevitablemente.


P. Quisiera abordar con Vd. la cuestión de la flotilla de la libertad y de otras flotillas en preparación hacia Gaza, dado que una moda parece haberse instalado. Primero sobre las relaciones actuales entre Israel y Turquía: son unas relaciones tensas, como ha podido revelar este acontecimiento. ¿Cómo explica la evolución de estas relaciones?


R. Las relaciones son tensas desde la llegada al poder de Erdogan y de los islamistas en Turquía. Se sabe que, tradicionalmente, las relaciones han sido buenas entre Israel y Turquía, siendo éste el primer país musulmán en haber reconocido a Israel en 1949. Además, fue el único país musulmán que, durante mucho tiempo, mantuvo relaciones con el estado de Israel, antes de la firma de la paz con Egipto y luego con Jordania. Las malas relaciones de hoy tienen mucho que ver con la reislamización de la sociedad turca.

Y tienen que ver probablemente también con la crisis relativa a la entrada de Turquía en la Unión europea: la adhesión de este país está tardando mucho y es probable que no se hará antes de 5, 10 o tal vez 15 años. Por lo tanto, la diplomacia turca se orienta de nuevo hacia el mundo árabe, aunque no por eso están los turcos totalmente libres: no tienen muchas opciones a nivel diplomático y sólo disponen de un margen de maniobra relativamente limitado que no les puede llevar a la ruptura con Israel.

Pero sin lugar a dudas, las causas son la reislamización y la reorientación de la política turca hacia el mundo árabe, por despecho de una Europa que le cierra sus puertas. Éste es un hecho nuevo del que los Estados Unidos tendrían que tener cuenta porque Turquía sigue siendo un aliado de mucho peso, salvo que este país ha perdido una parte de su importancia estratégica desde el final de la guerra fría.

Mientras que durante la guerra fría, frente a la Unión soviética, Turquía desempeñaba un papel esencial, hoy, ya no tanto.


P. Además de militantes islamistas turcos, la flotilla llevaba a militantes de ONGs europeas, a veces de corte radical, que se hicieron después portavoces de esta especie de cruzada. Se les califica a veces de “tontos útiles”. ¿Son tan tontos y/o tan útiles, estos militantes?


R. Si no quieren ver la naturaleza islamista y, por lo tanto, regresiva de su acción frente al combate de los partidarios de la Ilustración que nos caracteriza en Occidente, efectivamente, son unos tontos útiles para su causa, exactamente como había, y la expresión es de Lenin, unos tontos útiles del comunismo que se acomodaban a un sistema del que pensaban que podrían cambiar algún día para encaminarlo hacia la democracia, lo cual era totalmente absurdo.

Entonces, si no se dan cuenta de la naturaleza totalitaria del islamismo, son unos tarados, sin lugar a dudas. Pero si se dan cuenta de la situación y pactan con el islamismo a pesar de ello, esto quiere decir que Georges Orwell tenía razón: la izquierda es antifascista, como él decía, pero no es antitotalitaria. En este sentido, desgraciadamente, la historia de la segunda mitad del siglo XX, e incluso antes, nos enseña que Orwell tenía razón: la izquierda tiende a apoyar todo tipo de totalitarismo, en cualquier época, esté donde esté.

Esto lo vimos con la Unión Soviética, con Cuba, con la China de Mao y lo vemos hoy con el islamismo, que es la nueva causa del pueblo porque es la causa de los desheredados. Resumiendo, no sé si son tan útiles, e idiotas, creo desgraciadamente que muchos de ellos lo son.

La gran pregunta que me hago es el hecho de saber por qué esta insistencia en la cuestión de Palestina, que los expertos en geopolítica califican de baja intensidad. ¿Por qué una semejante cristalización de las pasiones alrededor de este conflicto que ha causado pocas víctimas, relativamente, comparándolo con otros conflictos, en Asia o en África (recuerdo que hubo 2 millones de muertos en el Congo en diez años). Pero nadie se interesa por esos conflictos.

Mientras que la Intifada causó alrededor de un total de 5000 víctimas de lado israelí y del lado palestino en diez años. Por supuesto, son 5000 víctimas de más, todos decimos lo mismo pero hay que reconocer también que se usa un doble rasero en la forma de abordar la situación mundial actual. Cualquier fallo del gobierno israelí atrae a miles de cámaras y miles de micrófonos como si tuviéramos ahí un caldero de pasiones que, desde luego, no puede dejar de evocar otros calderos de pasiones.

Es decir: resulta difícil no creer hoy en día que Israel se haya convertido en el “judío de las naciones” porque la realidad nos enseña que hemos pasado de los judíos como pueblo paria al estado de Israel como estado paria, como estado de más en la tierra.

Quisiera recordar al respecto que, más allá de Hamas, Israel es el único estado en Occidente, y no me refiero aquí a círculos islamistas, sino a círculos bienpensantes en Occidente, cuya legitimidad se pone en tela de juicio. Gente que se pregunta si no fue un error crearlo en 1948.


P. Sobre el embargo a Gaza, ¿cómo puede evolucionar la situación, a su juicio?


R. La situación parece desesperada en varios aspectos. Tenemos de un lado a unos totalitarios islamistas y, del otro, a una sociedad israelí muy crispada acerca del Hamas y de Gaza, porque no sólo el Hamas no reconoce Israel, sino que niega el derecho de Israel a existir. Hubo también el caso Guilat Shalit y los 4000 cohetes que fueron lanzados sobre Shderot y sus aledaños durante meses y años.

Dos crispaciones se enfrentan y vemos que sin intervención de un tercero, la situación parece sin salida, en lo que se refiere al Hamas. En cuanto a la Cisjordania, hay más motivo para la esperanza si ambos lados aceptan negociar un verdadero compromiso sin segunda intención.

Pero en cuanto al embargo sobre Gaza en sí, uno se pregunta si es totalmente útil… Lo es si se trata de impedir la instalación de una nueva infraestructura militar de Hamas y si se trata de impedir que Gaza se convierta en un puerto iraní, porque esto significaría que Irán estaría a las puertas de Israel, un poco como con el Hezbolá en el norte.

En un territorio tan pequeño, Israel no puede seguir así, acorralado entre el Hezbolá y el Hamas que son, como todos sabemos, los brazos armados de Irán. Todo el mundo conoce también la potencia de fuego que pueden tener estas dos organizaciones, y todo únicamente gracias a Irán.


P. Vd. ha mencionado el caso del soldado Guilat Shalit todavía en manos del Hamas. ¿Piensa que es positivo para Israel intentar poner esta cuestión en el centro de su agenda política?


R. A mí, como ciudadano muy alejado del conflicto en el Oriente Medio, me parece que no. Porque no se puede poner en el centro de unas cuestiones políticas muy frías la historia tan pasional y tan emotiva del secuestro de un soldado desde hace cuatro años y del calvario que tiene que vivir ahí. Por tan horrible que sea la situación del soldado Guilat Shalit, no se le puede poner en el corazón de las negociaciones. Hacerlo sería un error, porque así se pondría el acento en el lado emotivo y en este terreno, Israel lleva todas las de perder.


https://diariojudio.com/opinion/israel-lleva-todas-las-de-perder-declaro-georges-bensoussan-autor-frances-especializado-en-historia-judia-y-antisemitismo/6038/?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR3RPqjoNVk99ngOarIYLbALtxnwW81mn_co07usAjBLvED7S2s-1DY5UTc_aem_AedqHvTzWwq1bJAy7XUJhDT7Z5fsB81sDNWuwscQCT-AKlkNVi-y5xlEeXJSJhryms51NCsqAwXB5RHPgQCM776O

(1) GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Mario Sznajder:

[Entrevista, El Mundo, 10-11-2023]


"Ni los extremistas palestinos ni el nacionalismo religioso mesiánico israelí están interesados en resolver el conflicto"


Mario Sznajder es doctor en Ciencia Política y profesor emérito en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Afincado en Tel Aviv, responde a las preguntas por teléfono en un momento en el que no se escuchan sirenas antiaéreas de fondo. "No puedo concentrarme para escribir", contesta. Autor de obras como Historia mínima de Israel (Turner), Sznajder hace un llamamiento para rebajar la tensión, para que los extremistas no sean los que guíen el conflicto. Ni los de Palestina, ni los de Israel. "Sin hacer comparaciones", matiza en varias ocasiones de esta entrevista. "Soy ciudadano israelí", añade, "y lo que me interesa es saber cómo encaminar lo que está ocurriendo hacia un acuerdo que termine con el conflicto, para convivir, para la paz. Desde la racionalidad".


¿Estamos ante un punto de inflexión en el conflicto?


No sé si es un punto de inflexión, sí otro más de una serie de episodios violentísimos entre ambas partes; esta vez iniciado por Hamas, con quien coopera Yihad Islámica en la Franja de Gaza, y respondido por Israel, con todas las consecuencias terribles que va a seguir teniendo.


¿Lo exacerba más?


Por supuesto. Tengo dos respuestas que dar aquí. La primera es que, desde el punto de vista de los principios, toda violencia, cause muerte, una herida, la captura de seres humanos, etc. exacerba cualquier conflicto, amplía los círculos de odio que ya existen. Y esto está sucediendo en ambas partes, sin hacer paralelismos y sin comparar lo que ocurre en cada una de ellas. La segunda respuesta es que, por supuesto, la exacerbación y la profundización del odio dificultan políticamente el acercamiento a algún tipo de negociación, porque esto alimenta a los extremos políticos de ambas partes, que siempre utilizan la sangre, los heridos y los muertos para argumentar que nadie en el otro lado tiene intenciones de negociar y de llegar a algún tipo de solución o de acuerdo con respecto al conflicto.


¿Cree que la posibilidad de los dos Estados sigue existiendo?


Muy difícilmente, especialmente en la parte Palestina. Hay que tener en cuenta que, más allá de la guerra entre Hamas y Yihad Islámica en la Franja de Gaza por un lado con Israel por el otro (y algunos actos de violencia que están sucediendo también en Cisjordania -choques entre el ejército israelí y terroristas o guerrilleros de las distintas facciones palestinas en la Franja de Gaza-), también hay un enfrentamiento histórico no resuelto, una situación de cuasi guerra civil entre Hamas y Yihad Islámica con los partidos que integran la OLP. Especialmente con Al Fatah, que son, digamos, la columna vertebral de la Autoridad Palestina. Desde el lado israelí, la pregunta que siempre se hace es con quién se puede negociar en la otra parte. Si se negocia con la Autoridad Palestina, como se hizo en Oslo, se llega a acuerdos y luego los que quedan fuera o los que se oponen a los acuerdos, en este caso especialmente Hamas, hacen estallar o descarrilar el tren de la paz a través de actos de violencia. También en la parte israelí. Uno de los que estuvieron en contra del proceso de Oslo, quizás con la complicidad de muchos, terminó asesinando al primer ministro Rabin por haber firmado, por haber intentado llegar a una pacificación con los palestinos. Nuevamente, los paralelismos no son precisos, pero hay principios que rigen la conducta de ambas partes: ni los extremistas de la parte palestina ni el nacionalismo religioso mesiánico de la parte israelí están interesados en resolver el conflicto, porque va contra sus intereses. Han hecho lo posible para obstaculizar todo proceso de pacificación.


¿Cómo se vence a los extremistas?


Recurriendo a la razón y hablando seriamente sobre datos. El racionalismo muestra una cosa muy clara: tras 75 años de conflicto desde que existe Israel -o 140 años desde la moderna inmigración judía a la Tierra Santa-, lo que se ha probado en este conflicto es que ninguna de las partes es capaz de someter militarmente a la otra. El entorno árabe no han logrado vencer a Israel y hacerla dejar de existir, como pretenden Hamas, Irán o los extremistas islámicos. E Israel tampoco ha logrado, a través de una larga serie de guerras y victorias militares, desplazar el conflicto y al pueblo palestino de su lugar. O sea: existe un pueblo y una nacionalidad, así proclamada, Palestina, un grupo de seres humanos que dicen constituir la nación Palestina que no va a desaparecer de ninguna manera. Si esto no tiene solución violenta, militar, entonces por descarte es necesaria una solución negociada. Y todo el mundo sabe que, cuando se negocian acuerdos, ninguna de las partes logra conseguir su máxima desiderata, sino que debe hacer cesiones, a veces muy dolorosas. Muy dolorosas pero que permitan vivir de forma pacífica. Vivir sin violencia y sin soluciones militares vale la pena mucho más que la alternativa del derramamiento de sangre. Es lo único posible para, de alguna u otra manera, terminar este conflicto. Ahora entiéndame bien: yo no soy un pacifista nato, en el sentido de que yo he cumplido como ciudadano israelí con todos mis deberes, también con mis deberes militares cuando me tocó. Pero esta es una conclusión racional y creo que es la única a la que se puede llegar. Para ello, hay que dejar a un lado los argumentos ideológicos, los argumentos emocionales. Hay que tratar de enterrar el odio del pasado y mirar hacia el futuro. La pregunta no es ya qué nos ha sucedido, eso lo sabemos y cada uno lo interpreta a su manera. La pregunta es qué le estamos dejando aquí a nuestros hijos y a nuestros nietos. Ambas partes, la parte israelí y la parte palestina.


Es muy difícil de llegar a ese deseo con el terrorismo en primer plano.


Absolutamente. El terrorismo tiene que ser vencido. Las sociedades tienen que llegar a la conclusión y a la materialización de que el terrorismo es ilegal y que sus actos deben ser tratados como crímenes contra la humanidad. El terrorismo de cualquier parte es ilegal. Generalmente, el terrorismo nace en la parte que se siente víctima o que se siente mucho más débil, para justificar que no queda otra que el terror, la guerrilla, atacar al enemigo en sus puntos débiles. Y siempre comienzan atacando a la sociedad civil. En el caso de Israel-Palestina, lo que sucede es que Hamas y Yihad Islámica lo manejan como un principio. Ellos, desde la sociedad civil palestina, desde las casas de los mismos civiles palestinos, desde sus colegios, hospitales e instituciones atacan a la sociedad civil israelí. Y cuando llega el contraataque israelí hacia los palestinos que están implantados en el medio de esa sociedad civil y hay muchas muertes civiles, acusan naturalmente a Israel, y dicen que Israel también ataca a civiles. Yo creo que Israel, como Estado constituido, ha tenido siempre el objetivo de no atacar a la sociedad civil palestina, sino de tratar de enfrentarse directamente con los terroristas, mientras que el objetivo concreto de Hamás y Yihad Islámica es asesinar a civiles, y también a militares. Lo hemos visto estos días de manera horrenda.


¿Cree que que que los valores de la Declaración de Independencia del 48 siguen vigentes?


Para mí, sí. Para muchísima gente decente y honesta en Israel, también. Creo que la sociedad civil israelí no tiene un faro alternativo, pese a los resultados de las elecciones. Todo intento -y los ha habido, como el de la reforma judicial, que pretendía hacer a Israel más ejecutiva y menos democrática-, todo intento de deslegitimizar la Declaración de Independencia de Israel ha fallado, porque la gente entiende que los argumentos que se usan para ello no son reales, como decir que fue firmada por personas no elegidas directamente por el pueblo. Allá estaban los representantes de todas las facciones políticas judías en Israel. Y la firmaron. Algunos lo apoyaron tácitamente. Hasta el punto de que el representante del Partido Comunista judío en Israel, Meir Vilner, también firmó la Declaración de Independencia, pese a que su ideología era internacionalista y no sionista.

Habla de la reforma de la Justicia de Netanyahu, muy criticada desde países...

...desde países democráticos.


¿Este intento de Netanyahu de mantenerse en el poder, inmerso en tres juicios por corrupción, ha agravado la situación?


Eso es algo que va a tener que ser investigado muy seriamente por una comisión de muy alto nivel cuando termine la guerra. Hay muchas preguntas pendientes que tienen que ver con este tema, con el funcionamiento del Gobierno de Israel, con el funcionamiento de los órganos de inteligencia de Israel, que están directamente bajo la tutela del Ejecutivo. O sea: Mosad, Shin Bet, los órganos de inteligencia y el jefe del Ejército reportan directamente a Netanyahu; el Ejército, a través del ministro de Defensa. Todo va finalmente hacia el jefe de Gobierno. Y aquí hay muchas preguntas que surgen de los hechos del sábado pasado: la sorpresa, la falta de preparación, la falta de inteligencia, la falta de reacción, la cantidad de tiempo que se perdió hasta que las tropas israelíes pudieron llegar a los 20 lugares que habían sido ocupados por Hamas y Yihad Islámica... Hay que investigarlo. Pero cuando termine la guerra, porque no se puede hacer esta investigación mientras las partes implicadas están combatiendo. Después habrá que adjudicar responsabilidades tanto militares como políticas, del mismo modo que hubo una Comisión Agranat tras la guerra de 1973, solo que entonces la parte política creyó salir bien parada, pero luego la protesta social, al cabo de varios meses, hizo dimitir a Golda Meir y Moshe Dayan.


Es decir: toca cerrar filas.


Frente a una situación de guerra, ahora toda la sociedad tiene que estar unida y trabajar de forma coordinada, porque los niveles de la masacre del fin de semana pasado son algo impensable e intolerable para cualquier sociedad civilizada. Y porque hace falta golpear muy duramente a Hamas y Yihad Islámica. Son terroristas, han asesinado especialmente a civiles de la manera más atroz posible. Y no se puede pretender que sigamos siendo vecinos de estos terroristas que, por lo menos hasta ahora, no han cambiado de ideas. O sea que la alternativa es vencerlos militarmente. Desarmarlos.


Ha citado a los servicios de seguridad. Y ha dicho que ahora hay que actuar de forma coordinada. ¿Quiere decir que hasta el momento no ha sido así?


Eso es lo que hay que investigar. Qué sucedió, que permitió que el ataque fuera sorpresa. Cuando uno en cualquier campo de la vida comete un error, lo primero que hace una vez que está superada la crisis es admitirlo. Para corregirlo y que no se repita. Especialmente, en algo que concierne a la seguridad nacional de un país y que ya ha costado las vidas de más de mil personas en Israel y cuando se pretende seguir viviendo en este país y seguir viviendo en aquellos mismos kibutz, moshav o pequeñas ciudades periféricas alrededor de la Franja de Gaza.


¿Cómo cree que ha influido el acercamiento entre Israel y Arabia Saudí?


Probablemente es una de las causas inmediatas de este estallido de violencia, porque ni Hamas ni Yihad Islámica, y tampoco el resto de los palestinos, están dispuestos a ser marginados de una solución general de Medio Oriente sin que se les tome en cuenta a ellos. Fíjese que el nombre de la operación de los palestinos es Diluvio Al-Aqsa, mientras que el de la israelí es Espadas de Hierro. Este último es un nombre militar, diría yo, mientras que el de los palestinos es un nombre religioso político. Hace referencia a la mezquita de Al-Aqsa, la tercera en importancia para el mundo islámico en Jerusalén. Ellos sostienen que la derecha religiosa nacionalista israelí, que hoy es parte del Gobierno israelí, incesantemente visita y así desacraliza el monte del templo Haram esh-Sharif, como si estuvieran atacando la mezquita de Al-Aqsa. No puedo evaluar esto porque aquí hay elementos religiosos ideológicos fuertemente subjetivos en ambas partes. Y lo que cada uno siente, lo siente. Pero esto está enclavado en el centro del conflicto. Creo que esta operación estaba planeada desde hace mucho tiempo y que se buscó el mejor momento para lanzarla. Lo encontraron 50 años y un día después de la guerra de Yom Kipur, con toda la carga simbólica. Hamas y Yihad Islámica llevaban una semana haciendo pruebas en la valla de seguridad, lanzado balones incendiarios, revisando el nivel de alerta de Israel, tratando de comprobar cuáles eran los niveles de vulnerabilidad. Hay que reconocer que este plan lo prepararon y lo ejecutaron a un alto nivel profesional desde el punto de vista de ellos y desde el punto de vista militar en general. Esto no implica que no fuese terrorismo: no cruzaron la frontera para ocupar la parte israelí, sino para asesinar a la población civil y a los militares que encontraron por el camino.


Usted realiza continuos llamamientos al apaciguamiento: ¿cómo es posible lograrlo?


Ahora mismo es muy difícil. Estamos en lo más serio de la crisis. Bueno, no sé si no se va a poner más duro aún, porque existen los escenarios de intervención por parte de Hizbulá y de Irán, desde Siria, Cisjordania... Lo que sí sabemos es que hay un potencial explosivo muy grande. Y sabemos que en los momentos de crisis los argumentos ideológicos y de odio van a imperar. Yo diría que la prensa seria, la prensa ética, tiene que obligar a la gente que entrevista, por ejemplo, como yo, a que declaren exactamente quiénes son y en qué clave están hablando. Porque si se trata de mensajes ideológicos y mensajes de odio, yo recomendaría a la prensa dejarlos de lado o escribir debajo que este mensaje es así porque la fuente es tal y tal. Lo que se necesitan son análisis críticos serios que intentan entender la situación a nivel de causa efecto para ver cómo se puede rebajar los niveles de violencia y llegar a soluciones políticas, o sea, de negociación, y finalmente acuerdos. Yo no derogo a la parte palestina, yo entiendo que hay un grave problema palestino y que hay un grave problema israelí. Y aquí la cuestión es cómo devolver la normalidad racional y dejar de lado la violencia. Y en esto la prensa, cuando utiliza o maneja los argumentos ideológicos, también termina exacerbando la situación aún más. Y recuerden siempre: en el Medio Oriente la distancia entre la palabra y la violencia es más corta que en otros lugares del mundo.


https://www.elmundo.es/internacional/2023/10/11/652692f121efa0cc0b8b45af.html







martes, 29 de noviembre de 2022

LOS BARROTES DE UN SUEÑO

 JALOM

«Entonces me asustas con sueños 

y me aterras con visiones» (Job 7:14)


soñé nuestras vidas

peor que amor callado

lo soñé amor mudo 

y el día se hizo oscuro 

la noche a cada segundo 

aun con luna llena en lo alto 

más negra y tenebrosa 

la vida se hizo día oscuro 

todo era ya noche de luto

Dios qué mal sueño 

sueño de amor y culpa.



(tvb)




sábado, 26 de noviembre de 2022

«LUZ PROFUNDA»


Dejo nota aquí del último poemario recién publicado de mi querido amigo y poeta MANUEL EMILIO CASTILLO BONETE, a quien expreso gratitud infinita por su dedicatoria. Esta es para mí más que un sencillo gesto de amistad personal: se trata de una invitación a seguir buscando la clave de bóveda de la unión de todos los nombres. 

Manuel Emilio Castillo posee una torrencial e indómita voluntad de poesía. En sus poemas, cuanto más el «yo» parece imponerse y reinar a lo largo de la escritura, sin embargo, más desaparece en su permanente diálogo con la poesía, personificación esta de la única «divinidad» a la que el poeta interpela. La poesía va una y otra vez a su rescate, pero no como tabla de salvación, sino como esa gran ola que -sin hundirlo ni salvarlo- lo abraza en medio de la tormenta y la zozobra del existir. Y hacia el epicentro oscuro -donde todo se debate entre el ser y el no ser- lo acompaña una y otra vez -poema a poema- siguiendo los destellos de una luz profunda. Porque, ¿qué es SER uno en lo humano sino MIRAR? Amigos en el mirar. 

Como para no estarle agradecido, y aun esperanzado, por la virtud de su mirada poética. 


Feliz sábado. Salud. Abrazos. 

(tvb)

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Tres poemas de Manuel Emilio Castillo en Luz profunda:


POST DATA


Hoy no existe el tiempo.

No sé si fue ayer o futuro.

Si fuiste tú o una utopía.


Revivo mi inclinación, 

dejo que el atardecer me defina, 

como me defino yo.


Te entrego mi pensamiento, 

su incondicional respuesta, 

ante cualquier magisterio.


Seré siempre al que encuentres 

en el combate de mis renuncias 

o en el celaje del anonimato.


Cuando me vaya, te hallaré 

con ese rostro que lo dice todo.




RESPUESTA CONTINUA


Vivo en el hogar de mi lenguaje.

Ahí escondo mi tesoro 

y las cenizas de mis ideales.


Tejo reliquias y filigranas 

entre los ajetreos 

del sujeto y del objeto.


Retengo tu asertividad, 

su correspondencia, 

el rumor de los augurios, 

entregados a la noche, 

bajo un astro huidizo.


Allí te ofrezco mi sangre, 

sangre de esta guerra para sobrevivir.




LUZ PROFUNDA


Poseo el sol de la naturaleza 

y retengo lo que no entierra la muerte.


A ti dedico cada una de mis reservas, 

a la ilusión, a mis desmayos, 

a la conexión de mis exclamaciones 

y sus profundidades.


Tras la nada veré todo lo que ignoro, 

el sueño de mis sueños, 

la edad de mi renacer.


Presiento todo aquello que no me has dicho.

Después de todo, seré quien quiero ser;


mirada de luz profunda.




[Manuel Emilio Castillo, Luz profunda, ed. Vitruvio, Madrid, 2022]


























sábado, 29 de octubre de 2022

EN COMPAÑÍA DE…

Hoy, quiero traer aquí la feliz COMPAÑÍA DE JUAN MAYORGA, en cuya persona y obra se hallan las mejores razones para vivir en la virtud de la mirada. Entre estas, su riqueza en «experiencias comunicables», así como su excelencia para compartirlas en momentos que son de los más complicados por serlo donde más lo exige la cosa. ¡Qué forma excelsa la suya de «compartir el pan» para nuestro espíritu de espectadores! Si hay alguien que esté pensando en dar un nuevo y veraz sentido a la idea de «república de las letras», le vendrá de perlas bucear en el «instante eterno» de las letras reunidas por JUAN MAYORGA en su discurso de la recepción del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2022.

Con afectuosa admiración, mi acompañada congratulación. Salud y fuertes abrazos. 

(tvb)



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https://www.rtve.es/contenidos/princesa2022/letras.pdf

https://amp.rtve.es/noticias/20221028/juan-mayorga-discurso-princesa-asturias/2407384.shtml