Un 25 de diciembre, la siguiente conversación telefónica:
- Sí, dígame.
- ¿Está “X”?
- No, ha salido. ¿Quieres que le diga algo?
- ¡No me digas que otra vez no está!
- (tu tu tu tu tu tu …)
(Y todo esto sin mediar felicitación alguna. Y, por supuesto, tampoco salutación que valga).
La diligencia, la atención, la comprensión y las buenas maneras no son patrimonio exclusivo de las personas bien vistas, bien escuchadas, bien manoseadas, bien olfateadas y bien lamidas. Hay veces que damos con gente muy poco relamida, de extraño olor, intocable, mal escuchada y mal vista que, pese a esto, es diligente, atenta, comprensiva y bien educada. ¿Dónde? En el aparcamiento de los tendidos 1 y 2 de una plaza de toros: en efecto, un gorrilla.