viernes, 6 de enero de 2012

TU PALABRA

A Esteban Molina;
sí, a ti, hermano.

Tu decir no es
verbal pleitesía
a la soberana voz.
No es tu discurso 
ese tardío apéndice
de inspiradas epístolas.
No es tu letra
lo añadido
a una santificada grafía.
No es tu intervención
ese raquítico epílogo
de tan vasta apología.
No es tu grito
una nota más
de fingidas advocaciones.
No es tu verso
un débil rebrote
del viejo y clerical poema.
No es tu hablar
         aquel utópico dicterio
         de incendiados sermones.
No es tu vocablo
un repetido eco
de tan arcaico sonido.
No es tu silencio
como obediente acomodo
una esquiva e idólatra mudez.
Es tu palabra
germinada y ya crecida semilla
que en feliz día cayó, sin temor,
en medio de ese agreste mundo
repleto de adversativos y dudas,
exuberante en la complicación.