viernes, 15 de marzo de 2013

Ignorancia supina, responsabilidad plena.

Hay que continuar dejando constancia de este hecho tan gravemente preocupante: muchos maestros son tan ignorantes como sus alumnos, pero en un grado tal que ni siquiera como ignorantes pueden ayudarles, con garantías suficientes, a que aprendan lo que necesitan. A todas las personas, físicas y jurídicas, que han defendido dogmática, ideológica y partidistamente el actual sistema educativo -en el que se han formado esas generaciones de maestros ignorantes- y que han torpedeado una vez tras otra la profunda revisión crítica del mismo, les cabe una reprobable y vergonzosa responsabilidad. Esas personas han tildado cualquier propuesta de reforma educativa, sin el más mínimo análisis riguroso y estudio comprensivo de la misma, de ser proyectos conservadores. Han utilizado, como medio de propaganda política, expresiones y términos cargados de fuerza político-emotiva (por ej., contrarreforma, reválida, segregacionismo social, neofranquista, etc.) para estigmatizar toda idea que no concordase con el sistema educativo en vigor. ¡Cuánta irresponsabilidad por tanta responsabilidad por el mal causado! Pero tranquilos, que aún siguen y seguirán en sus trece, mientras nuevas generaciones crecen no ya en la ignorancia, sino en la mentira instituida como verdad.