sábado, 31 de diciembre de 2016

El milagro de la singularidad universal.


Palabras de gracia
                     
«Arquero de la nada, nada pido.» (Manuel Ruiz Amezcua)


«Un particular que sabe de lo universal ya no es meramente particular, sino particular que, sin dejar de ser esencialmente particular, ha avanzado ya hasta la frontera de los dominios del universal. Esto es el Individuo, el singular, que lleva en su cuerpo las notas del universal; y no del universal en general -que no tiene "nota" alguna-, sino de su universal, de su especie, de su género; y, sin embargo, continúa siendo una estación en el camino del puro particular hacia el universal. [...]. El nacimiento irrumpe en su resultado individual, como un pleno milagro, con la avasalladora fuerza de lo imprevisto e imprevisible. Fecundación la había siempre, y, empero, cada nacimiento es algo absolutamente nuevo. Sobre la más individual de las acciones humanas cae un buen éxito de individualidad verdaderamente "indecible", impensable.»

(Franz Rosenzweig. La  Estrella de la Redención. Edición preparada, traducida e introducida por Miguel García-Baró. Salamanca. Sígueme: 1997. págs. 88-89.)



     

(Dos obras de Carlos Montaño. Técnica mixta/papel.)