jueves, 20 de diciembre de 2018

LA NAVIDAD: Misterio de la compasión (humana)

Pietà

Con las semillas del extraño Verbo
sembraron los árboles de la Vida;
y repoblando las tierras baldías
germinará la Verdad en el tiempo.

La Palabra de un lejano principio
martillea con el eco en las piedras; 
y esculpe el Espíritu de la vida
cincelando su Rostro sobre el tiempo. 

El llanto sordo del Niño yaciendo
resuena en el fondo de la caverna;
y Ella, con su cara de madre muerta,
pide Amor para los hijos del tiempo.

(tvb) 




Ocurre a menudo que entre un par de hechos o conceptos se da una relación difícil de interpretar; y, entonces, se usa un tercer hecho o concepto para mejor comprender una cifra que se resiste a ser descifrada. Así sucede con el nacer y el fallecer: entre la vida y la muerte, hay un maridaje misterioso que no es fácil desentrañar en su significado. En este caso, ha habido en la religión cristiana -aunque no solo en esta ni en exclusiva desde un punto de vista religioso (1)- un intento reflexivo de mediación conceptual a través de una tercera idea: la piedad o compasión. Sumando misterio al misterio.

En estas fechas que se celebra la Navidad (nacimiento de Jesucristo) me es inevitable -al hilo del misterio de la economía de la salvación, tal como lo entienden algunas iglesias cristianas- vincular  por medio de la imagen de la Madre (la Piedad) ese momento de natividad del Niño con el momento posterior de la muerte del Hijo. Un soberbio misterio de transferencia, de transfiguración, que en el arte encuentra máxima forma en una escultura donde la imagen facial de la Madre es un acabado y puro rostro cadavérico. 

La piedad o la compasión, ante la muerte de los demás, es la expresión de un reflejo, de la común condición de unos y otros. La trágica ironía aquí es que la mirada compasiva tiene lugar, en cierto modo, como un cortocircuito de la mirada, como un mirar imposible: ni el yaciente puede ver, ni tampoco quien lo mira con las vacías cuencas de los ojos, que es el único modo de mirarlo con estricta compasión, con la transferencia y transfiguración plenas del rostro. Misterio de la vida y de la muerte, misterio de la conmiseración humana. Misterio de lo imposible cual condición de lo posible. El misterio de un Amor que, según se dice en el Cantar de los Cantares, es tan fuerte como la muerte. Que así sea.

¡FELIZ NAVIDAD Y VENTUROSO AÑO NUEVO!




(tvb)


(1) Destaco sobre la cuestión el capítulo 4 del excelente libro de Aurelio Arteta La compasión. Apología de una virtud bajo sospecha, publicado el año 1996 por la editorial Paidós. 


(Imágenes: La Puerta del Nacimiento de la Catedral de Sevilla; la Piedad del Vaticano, de Miguel Ángel Buonarroti; la Piedad de K. Kollwitz; y el Sueño compasivo. Piedad V, de J. Fabre.)