sábado, 7 de septiembre de 2019

EDICIONES felices y legales, pero DESHONESTAS.


Estaría muy bien que algunos editores afinen ciertas sensibilidades sociales y morales, esas que ayudan a hacer justicia con los autores. Hablo de una justicia que es tan importante como la adecuación legal de las ediciones. Sin ese afinamiento, las publicaciones salen impregnadas de fealdad, de cierta suciedad, por mucho brillo que traiga la novedad. Y esto sin contar (no digamos ya contando) con la ausencia de algo de lo que ya se disponía y que tenía calidad: no siempre vale eso de que «las gallinas que salen por las que entran».

Muchos lectores tienen motivos para estar muy contentos al ver que una editorial ha publicado su 2ª edición del Discurso De La Servidumbre Voluntaria de Étienne de La Boétie. La primera edición hace años que estaba agotada, de manera que esta segunda viene muy bien para quienes han estado interesados en adquirir el libro y no podían hacerlo. 

Así que hay que felicitar a los editores por haber adecuado su oferta a la demanda, haciéndolo además con el añadido de un texto del mismo La Boétie y cuatro más de Michel de Montaigne. Esto ha supuesto la introducción de unos párrafos en la “nueva” presentación de esta 2ª edición respecto al texto que en la primera figuraba como «Historia de la obra» (mismo autor de esta y de esa nueva). Así mismo, se mantiene el epílogo (un texto de Claude Lefort) de la primera edición, con la traducción de este realizada no por el mismo autor que tradujo y traduce los textos de La Boétie y Montaigne (el autor de la “nueva” presentación), sino por una persona distinta que en la primera edición también hizo la antigua «Presentación». 

Pues bien, ahora, que es lo que comento, la presentación de la primera edición ha desaparecido sin dejar rastro (mención) alguno ni de su existencia ni de su autoría, a pesar de haber fallecido la persona titular de la misma hace ya unos años. [Y no solo -entre la primera edición y la segunda- murió el autor de la traducción del epílogo y de la primera presentación, sino también el autor del texto original en francés del epílogo]. 

Doy por supuesto que, al retirarse aquella primera presentación, la 2ª edición no infringe ningún precepto legal. Ahora bien, reeditar sin siquiera recordar en una nota la existencia de la misma, no me parece honesto, honrado, limpio, decente, virtuoso o moral. Es buena costumbre mantener, en cada una de las nuevas ediciones de libros, junto a las nuevas presentaciones, prólogos o introducciones, aquellos textos que lo fueron de las viejas. Y es una buena costumbre, por conveniente, por ofrecer información o contenidos que el lector está bien que tenga a su alcance. A su vez, es buena costumbre desde el punto de vista moral por lo que afecta al autor de los antiguos prólogos, presentaciones e introducciones. 

Pienso que en este caso se debería haber seguido la buena costumbre, máxime cuando se ha mantenido el mismo epílogo. Si continuarla suponía una excesiva carga, al menos, haber incluido una nota indicando el pesar por el fallecimiento de la persona que escribió aquella primera presentación y que tradujo el epílogo, es decir, de ESTEBAN MOLINA GONZÁLEZ. Este trabajó muy duro para que se publicase en castellano el Discurso de La Boétie junto con el texto de Lefort, también ya muerto, acerca de aquel. 

¿Tanto cuesta ser justo incluso según el sencillo y clásico principio de dar o mantener a cada uno lo suyo? Pues parece ser que en algunos casos ni por estas. Lo cual es más grave de lo que parece, ya que se comete –efectivamente, tratándose del tema de la amistad- una omisión (¿olvido?) que afecta a la razón y a la libertad. Ciertamente, si no se sabe ser amigo de los otros, no puede uno alcanzar a ser amigo de sí mismo. ¿De qué o quién, por tanto, sería uno esclavo?

(tvb)