Si algún día la sociedad, impulsada por la necesidad y la avidez, llegase a un grado tal de degeneración que no pudiera recibir los dones de la naturaleza sin recurrir a la depredación, que arranca los frutos aún verdes para colocarlos ventajosamente en el mercado y tuviera que vaciar cada fuente sólo para hartarse, ese día su tierra se empobrecerá y el campo dará malas cosechas.
(Walter Benjamin, Dirección única)
..., y entonces vamos a madurar los higos tentándolos, acariciándolos.