- ¿Acaso me quieres intimidar?
- No, ¿por qué lo dices?
- Porque veo que me quieres retorcer los huevos.
- De ser así, lo que deberías comprender es que deseo intimar contigo.
- No he dicho manosear, sino retorcer. Además, ¿crees que no me doy cuenta de que vienes a conminarme?
- Pues eso, como te digo, lo que busco es intimar.