Van quedando los recuerdos y la rabia de no poder, y algo de culpa en la pena. Pero, sobre todo, por todo, queda el Amor.
Oratio filii
Dando su espalda el día
-estrella de luz en ruinas-
se truncó mi vida contigo
con la fría cara de mujer,
de madre embalsamada.
A tu fino rostro de perfil,
figura de cuerpo pétreo,
mis ojos ciegos miraban
en dirección del Misterio
de la Vida siendo Nada.
Clavado junto a la tumba,
me oscureció la mirada
un eterno apagón de Luz
que con esperanza sin fe
entre tu alma yo buscaba.
Claro me reveló tu muerte
qué queda de este mundo,
-tapiada la ciega ventana-
al otro lado de ti, y de mí,
de la Vida contra la Nada.
(tvb)