jueves, 27 de diciembre de 2018

MUTACIONES CULTURALES -1-


De la filosofía, a tenor de la noticia que enlazo, ¿ni siquiera interesa ya conservar el nombre? Algo que me ha hecho recordar este texto del filósofo Antonio Escohotado: 

«Los límites de la posición gremial

Se impone romper el divorcio entre ciencias y filosofía, pero sin aniquilar lo viviente en cada perspectiva. Dentro de lo segundo, esto pasa por recobrar la filosofía misma no menos que por hacer un pensamiento abierto a  los conceptos surgidos con el desarrollo de las Naturwissenchaften. Es la tecnología quien ha cambiado y promete seguir cambiando el mundo, y es nuestro mundo lo que -en pensamientos- puede narrar la filosofía. (...) Pero esto ha sido y es ajeno … [a] el filósofo de la nueva clase [que] parece capacitado para pedir de la sociedad, a cambio de sus servicios lógico-sintácticos, “la función de asesor ético, donde trasciende las fronteras de la ciencia y se une al trabajo de quienes moldean la colectividad humana“ (Reichenbach). 
La filosofía siempre fue otra cosa. En primer término, “filosofía es la resistencia contra todo cliché elevado al plano de la conciencia” (Adorno). A la hora de pensar el pensamiento, el cliché primordial es una ideología burocrática allí donde la ciencia posible es conocimiento de lo precedentes y rigor en el concepto. Resulta comprensible que su ejercicio sea considerado inútil o absurdo, y es evidente que muchos hombres así lo creyeron y lo creen. No es tan sencillo de entender, en cambio, que se quiera conservar de un saber muy antiguo su solo nombre.»

(Eschotado, Antonio. Realidad y substancia. Taurus. Madrid, 1985, pp. 379-380).