miércoles, 25 de mayo de 2011

Perspicacia, ¿sólo poética?


TE CONOZCO EN LA MIRADA

   Te conozco en la mirada.
Sé la intención que traes por lo alto de las nubes.
Sé que eriges, en el cielo, con tus dichos, la belleza.
   Te conozco en la mirada.
Enarbolas al viento tus férvidas inquietudes
para arrebatar las palabras más superfluas y someras.
   Te conozco en la mirada.
Te adentras en un antro sin linde
con todo el ímpetu atávico
que exhala promesas ocultas,
de tus labios.
   Te conozco en la mirada,
vacía de símbolos inútiles,
erizada
y plena de tersura,
por lo alto de las nubes,
en tus pupilas.
   Te conozco en la mirada,
cuando el pudor deshoja la albura
de tus páginas, y cuando, al cielo
alzas el prisma, de un tul esmaltado
con el que tus manos
construyen
la grafía dorada de un sueño.
   Te conozco en la mirada.
Basta tocar tus pupilas
por lo alto de las nubes, en la tierra,
para saber la intención que traes
cuando eriges, con tus dichos, en el cielo, la belleza.

(Juan Enrique Espinosa)