DÍA POR DÍA
A José Ureña Hernández.
A José Ureña Hernández.
Para vivir en sueños
el vuelo de una vida soñada
en las noches de hoguera,
a cada instante
de cada hora bien muerta,
atizaste el fuego del amor
a una vida en suspenso
para que mi alma durmiera
a salvo de ese tiempo
que se nutre de la nada,
que con hilos negros
enhebra perlas de calavera.
A mi rescate, fiel amigo,
compañero de frías alboradas,
te entregaste cada mañana;
y al ver mi cuerpo hundido,
me diste el asidero de tus manos;
me pusiste a buen puerto
cuando a ciegas navegando
fui por negro mar, tierra baldía,
y por el denso aire infernal:
sin senderos, estelas ni arcanos.
(tvb)