TU PALABRA
A Esteban Molina;
sí, a ti, hermano.
Tu decir no es
verbal pleitesía
a la soberana voz.
No es tu discurso ese tardío apéndice
de inspiradas epístolas.
No es tu letra lo añadido
a una santificada grafía.
No es tu intervención ese raquítico epílogo
de tan vasta apología.
No es tu grito una nota más
de fingidas advocaciones.
No es tu verso un débil rebrote
del viejo y clerical poema.
No es tu hablar aquel utópico dicterio
de incendiados sermones.
No es tu vocablo
un repetido eco
de tan arcaico sonido.
No es tu silenciocomo obediente acomodo
una esquiva e idólatra mudez.
Es tu palabra germinada y ya crecida semilla
que en feliz día cayó, sin temor,
en medio de ese agreste mundo
repleto de adversativos y dudas,
exuberante en la complicación.