Y 3. Corpus económico. Me pregunto por la
clase de conciencia que se ha ido forjado una persona dedicada a la política y
que manifiesta tener estudios superiores de Farmacia, pero sin acabar, al
tiempo que reconoce no saber nada de contabilidad financiera. Y todo esto lo
dice cuando un juez le pregunta por sus decisiones en el seno del comité de
control de un banco o caja en el que ha sido consejera, claro es, por obra y
gracia de su partido político. ¿Qué conciencia tienen esos dirigentes de los
partidos, los militantes de las agrupaciones locales de esos partidos, esos
votantes de esos partidos? ¿Será una conciencia económica especial para un
cuerpo también especialmente económico?
¡Hay que tener cuerpo para incorporar o dejarse o dejar
incorporar de esas maneras! Pero, sobre todo, para que se den
esas incorporaciones, es necesario y terrible que haya un corpus
social, tan vivamente muerto, que huela a corrupto como solo huele un
cuerpo en descomposición ¡Qué cuerpo!