lunes, 4 de febrero de 2013

Culpa moral y culpa racional


Uno está contra la corrupción, contra el abuso y mal uso de las arcas públicas en beneficio particular. Pero también uno está en contra de que quienes deben tener un mayor cuidado y conocimiento, por su poder de crear opinión pública, den muestras de no tener ni uno ni el otro a la hora de emitir ciertos juicios o de exponer algunos razonamientos. 

En el editorial de un diario español, de gran predicamento entre quienes profesan la ideología socialdemócrata, y referente analítico para otros diarios europeos y no tan europeos, se exige la dimisión de la ministra de sanidad española. Hasta aquí no hay nada que reprochar, solo exigir que quien así piense lo haga con un fundamento sólido y no de aquella forma cualquiera en que la razón solo sirve para incendiar la razón. Y esto último, por desgracia, es lo que ha sucedido en ese editorial. Haciendo alarde de una extrema voluntad de cerrar todas las puertas a la susodicha gobernante, el editorialista llega a decir: «Puede que sea cierto que no se enterara del probable origen delictivo del dinero con que se pagaban las comuniones y cumpleaños de sus hijos, pero eso no la exculpa moral ni racionalmente.» Sí, tal como lo leen, y si no lo creen, hagan clic AQUÍ.

He de decir que al leerlo creí que estaba equivocándome. Volví a leer las líneas en cuestión y poco a poco me convencí de que era eso lo que estaba escrito. ¡Qué remedio, si estaba escrito! Así que me dije a mismo: Este es el diario en el que se hacen públicos unos documentos que comprometen seriamente la legitimidad de algunos de nuestros gobernantes, ¿cómo es posible que nada menos que el editorialista de tal diario tenga tan poco cuidado y nulo conocimiento para hablar así de la culpabilidad o responsabilidad? Por favor, ¿desde cuándo son MORALMENTE culpables o responsables quienes desconocen el origen delictivo de sus conductas o de otras en las que tienen parte directa o indirecta? ¿A qué régimen moral apela el editorialista? ¿Qué tipo de totalitarismo moral es el que se pretende hacer valer? ¿Dónde ha escuchado el autor del editorial semejante revelación transcendente? Bien podría haber consultado a quienes saben algo de la responsabilidad o culpabilidad moral. Bien podría haber escuchado que es la consideración del desconocimiento de lo ilícito donde se asienta una diferencia fundamental entre culpa moral y culpa legal (civil o penal). Pero no, se ve que los deseos de exigir, sin resquicios, la dimisión de la ministra justificaba tamaña imprudencia y tan enorme error en materia moral.

¿Todo acaba aquí? Pues no, ya que la imprudencia y la ignorancia, cuando están guiadas por el odio al enemigo, tienen más patas que un ciempiés. ¿Qué es eso de exculpar racionalmente? ¿Dónde ha encontrado el editorialista esa distinción entre culpabilidad moral y culpabilidad racional? Vamos, que la ministra no solo está condenada moralmente, sino también racionalmente. Con lo cual, según el editorialista, la moral no tiene nada que ver con lo racional, es decir, o que es irracional o es no-racional. Y, ¡paradoja!, si no es racional o es irracional, ¿por qué nos ha de preocupar ser culpables a ojos de la moral? Pero aún hay que añadir: ¿nunca oyó ese escribiente la expresión "razón práctica"? ¿No sabe él que, en las sociedades democráticas modernas, la moral pública -librada de las ataduras de los dogmas religiosos- es una moral racional, desde la razón y al servicio de los fines de ésta? Pues se ve que no. ¿Resultado? Pues que a la ministra hay que condenarla irracional y racionalmente. O sea, que para el editorialista, ya muy nombrado, el principio de contradicción es tan atadura dogmática como el dogma de la Santísima Trinidad. Por eso hay que librarse de él. Y como resulta, por otro lado, que aún no se puede culpar por lo penal ni por lo civil a la dirigente de sanidad (¡presunción de inocencia!), y condenarla por lo moral puede parecer poco, entonces la condenamos también racionalmente. Así, todo está atado y bien atado: ¡culpable políticamente! ¡Sí señor, con toda irracionalidad! Claro que uno ya no sabe si también la culpa penal o civil serán racionales. Y si no lo son, ¿de qué tipo serán? Pero bueno, sea lo que sea, vemos que de nuevo vuelven los juicios de Razón. Cuando las ganas de condenar aprietan, ni la razón se respeta, ... No me extraña que Adorno pensara que el mundo moderno es el reino de una razón enferma de puro sana. Si levantara la cabeza y nos visitara, se moría de nuevo; eso sí, no sabemos si muerto por lo moral o por lo racional. ¡El que sea, que nos coja confesaos!