miércoles, 30 de octubre de 2013

Para caminar por un texto -15-: Amar en silencio

Dedicatoria. El texto que sigue, de la serie «Para caminar por un texto», lo escribí en el año 1988 y fue publicado, junto a otros aforismos, cinco años más tarde en la edición del libro Historias de la otra razón. En privado, el texto se lo dediqué personalmente a un buen y querido amigo. Hoy, transcurridos veinticinco años de su escritura, se lo vuelvo a dedicar a él, pero cumpliendo mi deseo de hacerlo mostrándole públicamente el enorme afecto que le profeso. Con gratitud, por tanto, a mi gran amigo Tomás Ruiz Palomo, que con especial carácter siente la sufrida condición humana.

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«58. "¡Compañero de la carne, cuánto maestro de la palabra, cuánta palabra sin carne! Cuán necesario es el hombre sin voz y cuán maravillosa la voz de la mirada!". Estas fueron mis últimas palabras, mis únicas palabras. Dejé de hablar y liberé mi conciencia. Escapé del supuesto don del lenguaje. Renuncié al pensar encorsetado y cerré los oídos a las conversaciones fáciles.

Me invitaste compañero, sin mediar palabra alguna, a la fiesta de los desterrados. La dirección de tu mirada bastó para orientarme hacia el lugar de encuentro. Aprendí a mantenerme mudo y gritar con el rostro. Fue en tu casa donde conviví con hombres y mujeres sin voz. Grande el consuelo que encontré entre los tuyos. Por todo lo cual he decidido besar antes que pedir, he preferido acariciar antes que halagar, he necesitado querer antes que decir, he optado por unir mi carne a otra carne antes que estéticamente opinar, he mirado a los ojos antes que balbucear, he pasado por todo antes que hipócritamente hablar.

Con la palabra nace la mentira. Ya no necesito tan siquiera de su verdad. ¡Necesito amar!»