martes, 12 de febrero de 2019

CUANDO EL ROSTRO ES UNA MÁSCARA


Velada Faz

A ciegas, puedo reconocer la faz 
que se esconde detrás de su rostro 
máscara de rostro amable. 
La veo muy clara, aún a cubierto 
en el rincón oscuro 
de una plaza pública sin luces. 
La veo resplandecer en la noche cerrada 
que clausura el día en su oscuridad. 

Es la faz megalómana, soberbia y orgullosa, 
narcisa, egocéntrica y egoísta, 
resentida, obstinada y paranoica, 
taimada y oblicua, retorcida,
irresponsable, incohesiva y divangante. 
Es la faz filocrática e irrefrenable 
en su insatisfecha voluntad de apoderamiento.
Es la faz de quien todo lo vuelve personal, 
a favor o en contra de su persona,
en un teatro de máscaras 
que representa el drama 
de una comunidad máscara de sí misma.

Y puedo reconocerla porque 
antes la vi muy de cerca 
presidir claustros y dirigir conventos 
con su figura de falso pantocrátor: 
concediendo prebendas y privilegios, 
distribuyendo cargos, repartiendo las horas 
como quien vende y compra el tiempo,
reproduciendo, al fin, copias de sí misma. 

Porque ayer miré cara a cara esa faz 
de quien rompía la regla 
hasta en su cumplimiento, 
es por eso que hoy la reconozco 
amenazante, inyectando miedo, 
con el descrédito y el digital destierro, 
negando el pan y la sal, arrojando a los extremos
a todo el que presente cara 
a la cara oculta del nuevo rey sol, 
máscara con rostro de soberano amable.



(tvb)