La educación debe descansar sobre dos bases, la moral y la prudencia. La primera para apoyar la virtud; la segunda para defenderse de los vicios del prójimo. Inclinando la balanza del lado de la moral, no haréis más que víctimas o mártires; inclinándola del otro lado, obtendréis egoístas calculadores. El principio de toda sociedad es hacerse justicia a sí mismo y a los otros. Si hay que amar al prójimo como a uno mismo, es al menos también justo amarse como a aquél.
(Chamfort, Máximas y pensamientos)