[Uno no lograría ir sabiendo nada importante (si es que esto se va felizmente consiguiendo) a menos que vuelva a leer algo que ya leyó en su día, pero con la condición de hacerlo con óptica ampliada, lo cual también quiere decir que hay que resemantizar tanto los viejos conceptos como la nueva realidad. Así, la re-lectura de los siguientes textos, extraídos de un diálogo mantenido, fundamentalmente, entre Marcuse y Habermas en julio de 1977, puede ser un fuerte estímulo reflexivo ante la realidad que vivimos hoy.]
“…no se trata sólo de un crisis económica o de una crisis política, sino de una catástrofe de la esencia humana,…”
“1) es mejor vivir que no vivir; 2) es mejor tener una buena vida que una vida mala. Estos juicios de valor son irreducibles. Si alguien no acepta esto, entonces ya no es posible la discusión. De estos dos juicios de valor se desprende, en mi opinión, la posibilidad de una definición del concepto de razón, a saber: racional es aquella represión (pues el concepto de razón es un concepto represivo; en esto no es posible, a mi juicio, la menor duda) que de forma demostrable fomenta las oportunidades de una vida mejor en una sociedad mejor”
“Nosotros podemos formar una voluntad general solamente sobre la base de la razón y nunca a la inversa, y la razón o la racionalidad reside de hecho en las pulsiones, o sea, en el impulso de la energía erótica a detener la destrucción. Precisamente eso es lo que yo definiría como razón: la protección de la vida, el enriquecimiento de la vida, el embellecimiento de la vida.”
“La racionalidad no puede consistir en una organización como tal, sino solamente en una organización que ha sido creada o es creada por los hombres que siguen esa racionalidad.”
“La teoría trae la realidad a su concepto; el arte es la sensibilización del concepto, lo que quiere decir: des-realización transformadora de la realidad dada. Toda obra de arte es, frente a la realidad, poesía, imaginación, invención. La sensibilización del concepto en el arte (función de la imaginación productiva) no tiene como término o culmen a la percepción sensible “normal”, sino que tiene como término la transformación de esa sensibilidad: se trata de un nuevo ver, un nuevo oír., que a su vez conducen a un nuevo conocer. Por añadidura, en el arte tenemos el recuerdo como fuerza creadora: el recuerdo de la felicidad pasada y del dolor pasado -no sólo como una lamentación vuelta hacia atrás, sino también como impulso a la realización de la “utopía concreta” (Ernst Bloch), como idea regulativa de una práctica futura.”
“Lo bello es cualidad no del objeto del arte, sino de la forma estética en la que el objeto es re-presentado. Ciertamente que también lo repulsivo es objeto del arte (los caprichos de Goya, los burgueses Daumier, las mujeres de Picasso; en la literatura todos los innumerables malvados, malhechores, ‘impuros’ reales o supuestos), pero en la representación estética lo repulsivo queda ‘suprimido’ [aufgehoben]; en la forma estética participa de lo bello."
“No es un asunto de ‘empatía’, sino de conocimiento. Y lo conocido es comunicable.”
“La verdad del reformismo es que la democracia burguesa es infinitamente mucho mejor que el fascismo. Pero esto nada cambia en el hecho de que los partidos reformistas contribuyen a la estabilización del sistema existente.
Ambas cosas son verdad. La democracia burguesa, en la medida en que es posible después del fascismo, es deseable frente al peligro del fascismo. Pero parece como si precisamente esta democracia burguesa fuera persistentemente demolida y mutilada por la burguesía y por el gran capital mismo”.
“…; pero la revolución misma será un proyecto completamente distinto del que fue para Marx. Habrá que contar con grupos que en la primitiva teoría de Marx apenas si tenían significación y que no necesitaban tenerla, por ejemplo con los famosos grupos marginales, como los estudiantes, las minorías raciales y nacionales oprimidas, las mujeres, que no son una minoría, sino más bien una mayoría, las iniciativas ciudadanas. Pero esto no quiere decir que éstos sean grupos sustitutivos, que se conviertan en nuevos sujetos de la revolución. Se trata, como los he llamado, de grupos anticipadores, que pueden actuar como catalizadores, pero nada más.
(…) La teoría tienen que ser reformulada, pero no sólo porque estos grupos hayan entrado en juego, sino sobre todo por la composición completamente nueva y el cambio de conciencia de la clase trabajadora, y porque el capitalismo ha logrado estabilizarse. Esto, en mi opinión, viene a parar en última instancia a que tenemos que buscarnos un modelo de revisión, según el cual la revolución no estalle por depauperación etc (sic), sino sobre la base de la llamada sociedad de consumo. La revolución en el contexto de la sociedad de consumo, éste es hoy el problema.”
“El [modelo de revolución] que yo puedo imaginarme [realistamente hoy] es el siguiente: una agudización de la protesta, organizada en forma local y regional, el desgajamiento de algunas actividades aisladas con respecto al sistema, radicalización de la autoadministración –una desintegración difusa que, por así decirlo, resulta contagiosa. Pero el motivo o la causa ocasional específica no es previsible.”
(Herbert Marcuse, Teoría y política.)