Soy una hoja agitada por ti (P. B. Shelley)
«Escucho voces y pasos
que retumban con estruendo;
y qué bien conozco ahora
el sitio del que me vienen,
el rincón en que renacen;
recuerdo igualmente cierto
cuánta vida deseando
que no me invadan sus ecos
que regresen al silencio.
¿Hasta qué diáfanos lindes
del oscuro firmamento
ascenderé yo aún vivo,
(sin enérgico resuello)
como agónico animal
que es degollado en su fuga?
Y sujeto, así que estoy,
¿intentaré abrir las alas
de este mi grávido espíritu
para ir al más elevado
y bello nido de Luna?,
¿para mirar -¡no, no!- sino
para vivir dulces sueños
en las cimas del Edén,
flotando en divino lecho?
Si mis ojos no verán
tierras que dan leche y miel,
¿por qué en esta boca abierta
entran migas del maná
cayendo copos de gracia
desde ese nido de Luna?»
¡Ay, tu conciencia revela
con palabras del desierto
los miedos al horizonte,
que condenan esas puertas
que abren a mundos vedados;
miedos nutriendo más miedo
(miedos que suplantan dudas)
y que eslabonan a fuego
día y noche (sin fatiga)
vidas, muertes y deseos!
(tvb)
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«Mi descendencia son mis propias obras, producto de una irreprimible vocación, de un esfuerzo por aproximarme con ellas a lo más intimo de los seres y de las cosas que nos rodean, en mi intento de acercamiento a una Humanidad muchas veces sufriente, pero vislumbrando siempre una posible esperanza.»
[Manuel López-Villaseñor (1924-1926), pintor y autor de los cuadros a que corresponden las imágenes compartidas].