miércoles, 26 de febrero de 2014

De un tronco viejo

SEMPITERNO e imperial, 
el tiempo de los anillos te conquista
hasta llegar a tu alto sin cabeza. 

Te abraza
con sus cascarones de arrugas,
y con sus grietas paralelas
-que por tu cuerpo vencido trepan-
se enrosca con un oblicuo ascenso
de fiera y extensa culebrina.

Un cuerpo de enfermedad
y de longeva muerte;
cuerpo más que muerto,
aun para la enfermedad ya muerto.

Gris, yermo, y de brazos amputados
para salvarte de la muerte
que ya para siempre
es tu vida de árbol muerto.

(tvb)

[De un tronco viejo en el parque de «La Alquería», Dos Hermanas]