jueves, 28 de abril de 2016

Aféresis, apócope y síncope de la democracia.

En el uso que hacemos de la lengua, a veces, realizamos alteraciones de la estructura de ciertas palabras. Algunas pueden consistir en suprimir alguna parte de los vocablos que son proferidos. Si la eliminación afecta al comienzo de las expresiones, se trata de una «aféresis»; en caso de que suprimamos elementos en el medio de la palabra, estamos ante lo que se conoce como «síncopa»; y, por último, cuando recortamos los elementos finales de los términos, incurrimos en una «apócope». 
Pues bien, lo que le ocurre a la democracia -además de a la «democracia»- en el uso que de ella están haciendo los partidos políticos en litigio, es que está sometiéndola a una operación de supresiones incesantes. Se comienza con la eterna eliminación del «demos», como aféresis del sujeto político, llevada al extremo -no sin paradoja mayúscula- por quienes más hablan del pueblo. Se sigue por la eliminación de la «cracia», en tanto efecto de apocopar la gobernabilidad, y cuya expresión máxima -tampoco sin paradójico actuar- es la de quienes sufren y hacen sufrir por su patológica voluntad de poder. Y se termina, un día sí y otro también, en un reiterativo acto de sincopar la democracia, y esto en su doble sentido: supresión plena del término y desvanecimiento del sistema.

(tvb)

(Enlace de la imagen: