domingo, 24 de abril de 2016

Para no perderse en la capitalidad de la cultura, perderse en la lectura.

Breslavia («Wroclaw» en polaco y «Breslau» en alemán) es una ciudad situada en la Baja Silesia. Tras la Segunda Guerra Mundial pasó a formar parte de Polonia. En la actualidad, comparte con San Sebastián el nombramiento de Capital Europea de la Cultura. Además, sobre Breslavia recae, para el año en curso, el título de Capital Mundial del Libro. Entre las figuras que nacieron en la ciudad, sobresalen estas dos: el teólogo protestante Dietrich Bonhofer y el filósofo Ernst Cassirer.

La celebración de hechos culturales con marchamo oficial, siempre ha sido una ocasión propicia para que la reflexión crítica encuentre concreción puntual en los artículos de opinión publicados en la prensa. Así, apareció ayer en El País un breve y sustancioso artículo de Fernando Savater. El texto lo titula «Cultura». En él pueden encontrar los lectores otra perspectiva, en absoluto complaciente, sobre el significado de «capital cultural». Seguro que al contenido del articulo escocerá, y bastante, a lo lectores cuyo perfil habitual es ponerse de perfil. No obstante, el artículo de Savater al que hoy quiero dar prioridad, para celebrar el día después del Día Mundial del Libro, es uno que fue publicado, también en El País, el 27 de mayo de 1994, con el título «La perdición de la lectura». (Añado, aunque no tenga nada que ver con la temática de este otro texto de Savater, que ese mismo día el escritor Aleksandr Solzhenitsyn había regresado a Rusia tras un largo período de exilio.)

Al final, curiosamente, la re-lectura ocasional de este artículo de Savater me ha cogido perdido en la lectura del libro Consolación, escrito por Manlio Sgalambro y publicado en 1995 (edición traducida al castellano en Pre-Textos, Valencia, 2008). En una de sus páginas, he leído algo que me hace comprender, en sintonía con Savater, que perderse en la lectura no es salir huyendo: «Nosotros hemos sido destinados a la verdad, pero la verdad está en nuestra contra, esto es todo cuanto podemos decir. ¿Tú codicias la verdad, te agitas en busca de la verdad, pero en cuanto te das cuenta de que la verdad está en tu contra sales huyendo?»