viernes, 29 de abril de 2016

Las palabras de Otegi e Izquierda Unitaria Europea: ¡Qué cerebros!

Un día sí y al otro también, y en el del medio aún más, aparece una nota o un reportaje de prensa en la que se informa de cómo los científicos van ubicando en la estructura del cerebro qué somos, quiénes somos, cómo somos y por qué es el caso de qué-quién-cómo somos, etc. Ayer le tocó el turno al lenguaje humano. La información versa sobre el vínculo estructural entre cerebro y comprensión del lenguaje. (1)

Conforme lo iba leyendo, mi comprensión de las palabras trascendía el significado de lo que estrictamente hablaba el artículo. De hecho, lo que yo (¿mi cerebro? ¿mi mente? ¿mi X o Y?) comprendía me llevó a preguntarme qué atlas cerebral habrá dejado, en cada uno de los eurodiputados que lo escucharon, el discurso pronunciado antes de ayer por Arnaldo Otegi en el Parlamento europeo. ¿Un relato de relatos? Sería muy interesante que el estudio cerebral del que nos habla este enlace que comparto, se hubiese realizado en cada uno de los representantes parlamentarios comunitarios. Y me queda la duda -no infundada, a tenor de la experiencia- de si las investigaciones neurológicas podrán algún día explicarnos los arcanos de la idicocia moral y política que nos revelan ciertos usos del lenguaje político.

¿Qué marcas cartográficas dejó la comprensión de las palabras de Otegi en el córtex cerebral de quienes le invitaron a hablar en el Parlamento europeo? ¿Y en los cerebros de todos los demás? ¿Qué tipo de espectro cerebral dejarían las expresiones «presos políticos», «los sufrimientos son todos iguales», «no nos quitarán la sonrisa», «proceso de paz», «persuasión armada», etc.? Espero, por el bien de la «salud» democrática de nuestra plural sociedad europea, que los resultados no fuesen homogéneos con los que obtendrían los representantes de Izquierda Unitaria Europea. ¿Que por qué? Porque la disfunción sectaria e ideológica, padecida por quien considera presos políticos a terroristas asesinos de ETA y no a políticos democráticos encarcelados en otros Estados, no creo que sea lo más deseable para proseguir con la construcción de una Unión Europea democrática.

Y es que claro, cuando un «político» como Otegi -«terrorista» transmutado en «hombre de paz»- habla de que no les quitarán la sonrisa, es difícil que un cerebro demócrata no lo procese en la misma zona del córtex en la que se ubicaron las palabras de su correligionario, el terrorista Iñaki de Juana Chaos, escritas en 1998 con motivo del asesinato de un concejal y de su esposa en Sevilla (asesinato, por cierto, nunca condenado por Otegi) : «Me encanta ver la cara desencajada de los familiares en los funerales. En la cárcel, sus lloros son nuestras sonrisas (...) Esta acción de Sevilla ha sido perfecta. Con ella he comido para un mes». (2) En fin, que siendo Otegi lo que es y/o lo que ha sido, hablar de sonrisa es como mentar la soga en la casa del ahorcado: hace estallar todos los mapas cerebrales de la comprensión moral de las palabras. ¿Todos? No, los de quienes padecen idiocia moral y política siguen monolíticos. ¡Cerebros de «cemento armao»!


(tvb)

Notas para los enlaces:

(1):
(2):